Los
Kirchner se caracterizaron por ser tan progresistas que no sólo no
respetaron jamás el protocolo, ni las reglas de la Matemática,
manipulando a su antojo índices y fondos públicos y dibujando sus
declaraciones juradas patrimoniales, por lo que resulta -para ellos- un
mero detalle carente de importancia encarar la teatralización de un
velatorio sin requerir cadáver alguno.
Nadie
puede dudar que en el hermoso féretro visitado por tantos “argentinos y
argentinas” NO se hallaban los restos mortales de Néstor Kirchner.
Como
en el cuento del pastor y el lobo, de tan mentirosos que son los K
nadie les cree. No sólo se duda de la muerte de NK, sino que -de haber
sucedido- hay sospechas sobre la causa del deceso. Los caminos se van
bifurcando: ¿está vivo o falleció? Si falleció, ¿fue por causas
naturales o violentas? Si fueron causas violentas, ¿se suicidó o lo
mataron? Si lo mataron, ¿fue por abandono de persona o lo asesinaron?
En
un país normal, con gobernantes “normales”, jamás se evaluarían estas
raras circunstancias, pero en la Argentina kirchnerista todo es posible,
como en la Dimensión Desconocida.
Nótese
que se ha sugerido que los KK son judíos, lo cual justificaría lucir el
cajón cerrado, pero resulta llamativo que se hubiese convocado -según
versiones de los allegados al matrimonio presidencial- al párroco para
que le diese la extremaunción. Raro además por cuanto los KK fueron
enemigos declarados de la Iglesia Católica.-
Extraño también que se haya adquirido una parcela en el cementerio de Río Gallegos con 20 días de anticipación al “deceso”.
Sugerente
que el matrimonio regente haya viajado a “su lugar en el mundo” justo
cuando Néstor estaba por dilucidar quién asesinó a Mariano Ferreyra, el
joven militante del Polo Obrero, habiendo adelantado -el ex presidente-
conocer al asesino, prometiendo “novedades”.
Un
dato llamativo es que NK haya mudado su domicilio a Río Gallegos.
Algunos supondrían que fue para estar en condiciones de presentarse como
candidato a gobernador. Nada más alejado de la realidad, pues siendo
oriundo de Santa Cruz no necesitaba de ello, y por otra parte no
llegaría con el tiempo mínimo de residencia previa, si fuera el caso de
suponer este disparate.
Por
mi parte, creo que se preparó el terreno para una “desaparición digna”,
¡pues una fuga sería muy mal vista! Peor aún, ¡un futuro entre rejas y
con dinero decomisado!
El
cambio de domicilio obedece al hecho de dar lugar a la justicia de
aquella zona para intervenir en cualquier investigación sobre la “dudosa
muerte” del caudillo, y por el mismo ardid tramitar allí los autos
sucesorios que seguramente serán amañados para ocultar el enorme
patrimonio -muy mal habido, en su mayor parte- integrante del acervo
hereditario.
Obviamente
en esos autos sucesorios naufragarían los reclamos de “herederos y
acreedores” ajenos al núcleo familiar oficialmente reconocido. Vale
recordar algunas investigaciones llevadas adelante por sagaces
periodistas como Chistian Sanz, sobre el supuesto hijo extramatrimonial
de NK, el joven Mariano Perrone, y de Eliana Toro, sobre Carolina
Pulqui, joven discapacitada que sería hija de la presidente CFK, aunque
de otro progenitor.
Más
que llamativo resultó que se utilizara en el velatorio del ex
presidente un cajón sellado y cerrado de tal manera que no pudo verse el
rostro del supuesto fallecido, como también resulta inexplicable que se
utilizara el ámbito de la Casa Rosada a contramano del protocolo que
señalaba al Congreso Nacional para la ocasión.
Ni
siquiera una fotografía del cadáver, que al resultar consecuencia de
una enfermedad no habría imposibilitado la exhibición del mismo.
Taxidermistas y maquilladores sobran en la administración kirchnerista.
Sugiero
que para preservar eventuales derechos de esos -u otros- supuestos
descendientes no reconocidos y no borrar las huellas de alguna muerte
violenta, se impida cremar los hipotéticos restos mortales que han de
alojarse en el Mausoleo especial y vertiginosamente preparado para
recibir el cajón itinerante exhibido en la casa de gobierno.
De
haber fallecido NK podría entenderse la inconveniencia de trasladar sus
restos para luego ser regresados al lugar del fatal desenlace y última
morada, pero la burla a la buena fe de aquellos que concurrieron
convencidos que homenajeaban al líder que suponían envuelto en el ataúd
acariciado por la presidente y sus hijos, sería injustificable.
La
tolerancia y bonomía de quienes encarnaban la oposición al ex
presidente resultan tan hipócritas como sugerentes, o son tontos o están
en connivencia, ya que nadie dijo públicamente lo que realmente pensaba
del ex presidente ni se preguntó por qué no se mostró al pueblo el
cuerpo del mismo.
El
27 de octubre terminó una historia y comenzó una leyenda, semejante a
la de David Graiver y Alfredo Yabrán, obligando a comparar sus
“desapariciones” con la brutal y documentada muerte de Mario “Malevo”
Ferreyra, en vivo y en directo por Crónica TV.
Aquellos
tres tenían como denominador común una incalculable fortuna de dudoso
origen, su dinero estaba oculto tras testaferros y en paraísos fiscales,
también tenían a su alcance los elementos humanos y materiales para
pergeñar el inmenso fraude perfecta y maquiavélicamente urdido para
burlar a la Justicia y a sus damnificados.
Nihil novum sub sole (“No hay nada nuevo bajo el sol”). Eclesiastés (1-3, 1-9, 1-10)
Por Enrique A. Piragini para el Informador Público
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