Hay un niño con hambre en tu puerta

El Movimiento Chicos del Pueblo realizará una marcha nacional desde Misiones hasta Buenos Aires. El 28 de octubre parten desde Puerto Iguazú y bajarán recorriendo distintas provincias. ACTA, presenta tres testimonios sobre el Movimiento y sus protagonistas.
Testimonio 1

“Uno sueña un hijo. Hay una parte de la vida que es soñar un hijo. Cuando ese sueño se muere, cuando no tiene espacio para florecer, un hombre o una sociedad están ante un grave problema. Uno piensa, los niños son la materia del destino y si un país, como está sucediendo en el nuestro, tiene el 75 por ciento de la infancia en estado de pobreza ¿de qué futuro se puede hablar? ¿Con qué madera vamos a construir una nación?”, dice Alberto Morlachetti coordinador nacional del Movimiento Chicos del Pueblo. “Entonces, para que todos se den por enterados que el hambre ha llegado, salimos a la calle. Es un grito”.

- Y esta marcha desde Misiones a Buenos Aires con los Chicos del Pueblo ¿qué sentido le dan ustedes?

- Cuando una sociedad se adormece de tal forma que niega lo que está en la puerta de su casa, que niega ese niño con hambre en la puerta de su casa, cuando no ve el dolor del otro, bueno, hay que dar vuelta la madeja, hay que hacer que vea y como adulto se haga responsable. Por eso salimos con los chicos.

Los sacan, dirían algunos chicaneros.
- Hay gente que calumnia. Eso es cierto. Hay mala leche en ciertas preguntas. Lo que pretenden es que un pibe no proteste. Que acepte el hambre, la desprotección, lo que están haciendo con su vida, que acepte todo sin ejercer sus derechos. Hay gente que no cree que los que chicos piensan, que son capaces de ejercer sus derechos.

- Uno piensa, caminar tantos kilómetros ¿no? ¿Cuales son los objetivos cuando marcha o hace este tipo de acciones?

- Nosotros asumimos, ya hace mucho tiempo, la idea de sacar a los chicos de la calle. No hay lucro. No hay otra cosa que el deseo de sacar un chico de la calle, de darle la posibilidad que se desarrolle, que tenga la herramienta de ser él mismo en una sociedad que lo margina. Digamos, todo lo contrario a lo que está sucediendo. Esta crisis casi demencial en que vivimos los argentinos, tiene un destinatario directo: los niños. Y algo que sabemos, detrás de cada chico en la calle, hay un padre desocupado, hay una madre sin trabajo. Entonces, nosotros -y creo que también para cualquiera que se ponga a pensar- los que nos atrevemos a mirar la vida desde los ojos de un niño castigado, vemos el sin futuro de una sociedad. Contra eso estamos y contra eso también están los chicos que van a marchar desde Misiones a Buenos Aires. Los niños piensan aunque mucha gente crea lo contrario.

Morlachetti es fundador, junto al cura Carlos Cajade, del Movimiento Chicos del Pueblo y en estos días, junto a 300 pibes del movimiento, partirá desde Puerto Iguazú, Misiones, en una marcha que pasará por Formosa, Chaco, Santiago del Estero, Santa Fe, Entre Ríos y provincia de Buenos Aires.

Testimonios 2

“Estamos haciendo lo que por criterio, siempre dijimos que no haríamos, que es darle de comer a los pibes ya que antes, hace unos años, el asunto era sacarlos de la calle, darles un oficio. Ahora el hambre está en cada barrio, en tantos lugares que tuvimos que ver la realidad desde ese lugar, buscando cubrir eso que ya es un flagelo en las periferias. Estamos sembrando comedores por donde podemos porque hay algo que es imprescindible para comenzar a dialogar con un pibito, que no tenga hambre. Que no tenga la pancita vacía”.

Quien dice estas palabras es el cura Carlos Cajade, uno de los fundadores del movimiento Chicos del Pueblo.
En estos momentos, ser niño de la pobreza, de la marginalidad, vivir o sobrevivir en un mundo donde los adultos, sus padres, tíos, hermanos mayores, las mujeres de la familia, son gente sin trabajo, sin nada que hacer sino esperar una subvención humillante como son esos planes trabajar. Bueno. Y con hambre, en la calle. Y cuando caen, tienen jueces que los tiranizan, que los mandan a reformatorios que son reales cárceles para niños. Por aquí, por el Gran La Plata el 50 por ciento de los chicos ha abandonado la escuela primaria. Los pibes no tienen zapatillas, siquiera.

- Ustedes tienen el Hogar de la Madre Tres veces Admirada. ¿En que está la fundación en estos momentos?

- Nuestro trabajo, hasta donde dan las fuerzas, es rescatar chicos de la calle. Tenemos emprendimientos productivos. Tenemos la imprenta “Grafitos”, tenemos quintas donde se cultivan verduras y se venden, una chacra, hay un buffet, un quiosco, en fin, todo lo que nos sirva para dar trabajo lo hacemos. Y están los vecinos, una nueva militancia, gente que se junta para dar de comer a cinco chicos, a seis. Eso es lo que hay que hacer, extender la red solidaria.

- Y ahora está la marcha desde Misiones a Buenos Aires.

- Yo voy a estar poco. Tengo el corazón que anda dando algún susto y tengo cierto temor. Eso en lo personal. Creo que la marcha de los Chicos del Pueblo es una forma de poner la protesta en la calle. Es para que nadie mire hacia los costados. Acá hay demasiada gente mirando para los costados. Sobre todo, aquellos que tienen responsabilidades y andan peleando internas o puestitos. No es así, la realidad es otra. Hay que darle de comer a los chicos. Nada tiene sentido en una sociedad, si tenemos una infancia con hambre, chicos desnutridos, sin destino o mejor dicho, un destino de marginalidad, droga y cárcel.

Testimonios 3

Andrés Montes de Oca: 31 años, ex niño de la calle. Esta es su historia
“Yo me fuí a la calle cuando tenía 7 años. Me fuí por cuestiones de hambre y porque mi padrastro le pegaba a mi mamá. También la ligaba yo. Antes de irme yo venía trabajando en una verdulería. A la noche me daban fruta, verdura y la llevaba para mis hermanos. Eso es algo que siempre fui así, de cuidar a mi madre, a mis hermanos. No sé, nací con eso. Recuerdo que tenía un sueño: una bicicleta. También sabía que nunca la iba a tener. Un día me mandaron al almacén. Ahí ví una bicicleta apoyada en el cordón de la vereda. No sé cuanto tiempo estuve ahí, mirándola. Hasta que me la llevé. Como no sabía andar, la llevé corriendo, del manubrio. A mi madre le dije que me la regalaron. Cuando llegó mi padrastro, a las 5 de la mañana, me levantó de los pelos y me llevó a la comisaría. Otro día en que, mi padrastro me estaba pegando, salí corriendo y no volví. En la calle me junté con otros pibes. Vivíamos detrás de la Facultad de Derecho. Ahí había unos juncales y hacíamos nidos y nos metíamos a la noche. Ahora pienso como podíamos vivir en esas cuevitas, con el frío, la lluvia. Yo para ese tiempo robaba bicicletas. Se las vendía a un quiosquero de Merlo. A veces le llevaba dos por día. Me pagaba monedas.

"Eramos una real pandilla. Entre nosotros nos protegíamos, también compartíamos, lo del choreo o por ahí pedíamos por la Recoleta. La calle te hace rápido. Aprendes a moverte. Con la policía, con los que te quieren romper el culo. Bueno. Para esa época conocimos a una estudiante, una muchacha mayor para nosotros pero tenía algo más de veinte años. Claudia Siero se llama. Nos fuimos dando confianza y un día ella nos pregunta si queríamos salir de la calle. Le dijimos que sí, pero todos juntos. Bueno. Primero nos llevó a un Instituto que estaba por el Aeroparque. No me gustó de entrada. Todos estaban rapados, marchando en fila, además querían separarnos. Fuimos y le dijimos que no.

“Después nos llevó con Alberto (Morlachetti). Alberto nos dijo que quería fundar un hogar, pero que todos no. Nosotros dijimos todos o ninguno. Alberto nos consiguió una casa abandonada. El pasaba el día con nosotros y después se iba a su casa. Ahí comenzamos a fijar las leyes, los códigos y después la vida fue bien".

Archivo ACTA - Agencia Central de los Trabajadores Argentinos:FUENTE.

"AMA A TU PROGIMO,COMO A TI MISMO"